martes, 10 de noviembre de 2015

XLIII

Corríamos colina abajo, adentrados en el bosque, perdidos entre gran cantidad de troncos y ramas caídas; se trataba de la zona más desastrosa del bosque. La luz apenas entraba por un pequeño espacio entre todo ese follaje, intensa, como si alumbrara nuestro camino antes de que el sol finalmente se ocultara y quedara todo en penumbra. 

- Así que se te hizo y tuviste tu día a solas con Sonic. – Dije dando una pausa, pretendiendo poco interés. Fingía sostener la mirada al frente, sin detener el paso.

- ¿De qué hablas?

- No te hagas, Miracle, hasta los ciegos pueden verlo; ese erizo y tú se caen pero perfecto desde el momento en que se conocieron. – Respondí torciendo los ojos, lamentando no haberme callado antes. 

- Pues sí, Sonic me agrada muchísimo. Es divertido y genial, ¿qué esperabas?

– No me sorprende si te gusta, los dos son igual de molestos. 

- ¿Te estás escuchando? Qué absur-

- Sí, totalmente absurdo. – La interrumpí, irritándome cada vez más. - Sería toda una pesadilla que ustedes dos terminaran juntos. ¡Qué insoportable! 

- Ja, ¿qué te pasa, Shadow? ¿Te molesta saber que nos divertimos tanto sin ti? – Rio, burlona. Ni siquiera quise regresarle la mirada, pero en un arrebato pude ver en su rostro su molesta sonrisa. – Relájate, Shadow, sabes que eres irremplazable. Yo nunca me divertiría más con alguien que no fueras tú, así que no te pongas celoso. 

- Así que no te pongas celoso. – Repetí imitándola torpemente, frunciendo el ceño. – ¡Quién podría estar celoso por alguien como tú! ¡Ni que necesitara de tu compañía! Disfruté muchísimo de mi tiempo a solas cuando te largaste, ¡ni siquiera recuerdo por qué esperé a que llegaras para traerte conmigo! ¡Debí traer a Sonic!

- ¡Eres tan cruel, Shadow! ¡A ti sólo te importa Sonic! 

Atropellando mis palabras, nervioso, a punto de tropezar con mis propios pasos, trataba de corregirme al notar auténtica tristeza en sus palabras y en su rostro, lo cual más bien terminó hartándome. 

- No, Miracle, espera, no quise… ¡Deja de llorar! ¡Ni tú ni Sonic me importan! ¡No me importan por igual, es lo que quise decir! – Alcé la voz, sin importarme más si estaba siendo grosero o no. – Cállate, no digas ni una sola palabra más o te dejaré justo aquí, justo ahora, ¡y me iré yo solo! 

- ¡Pero si yo venía callada todo el camino! Fuiste tú quien empezó a plati- 

- ¡Ah! ¡Miracle! Ninguna palabra. – Interrumpí, impaciente.


Qué niña tan fastidiosa, yo sólo trataba de ser amigable y se pone a discutir como siempre. Todo esto era su culpa, era tan molesta. 

Sé que había sido yo quien había mandado a Miracle a solas con Sonic, incluso la había esperado porque yo también quería mi momento a solas con ella… y ahora la culpaba de ambas cosas… ¡Por qué era tan difícil ser amable! No me cuesta decir las cosas que pienso ni siento, a diferencia de lo que esos ineptos proclaman, añadiendo que realmente no pienso ni siento muchas cosas que digamos, en especial por esos dos perdedores. Simplemente me enferma tanta amabilidad y perder mi tiempo en niñerías… tan sólo pensar en esto ya se me hacía una pérdida de tiempo… ¡y seguía pensando como un completo imbécil! No pude evitar soltar un suspiro, el cual Miracle notó, lo cual me avergonzó e irritó aún más. Era ridículo, simplemente ya no pensaría en el tema. 

O al menos lo seguiría intentando. 

- Helo ahí frente a nosotros; pequeño, bonito, olvidado y, sobretodo, sospechoso. – Dijo con su voz de niña, sacándome de mis pensamientos. 

- ¿Por qué siempre termino regresando a los lugares que más detesto? – Cuestioné en voz alta, mis manos contra mi cintura, mis ojos entrecerrados y sin despegar mis dientes, no intentando en lo absoluto controlar mis emociones. 

- Oye, tú fuiste el de la idea. – Respondió mientras inspeccionaba la puerta, sorprendida al notar que, incluso después de todo, pudiera abrirse desde afuera sin problema alguno. - ¿Me recordarías por qué estamos aquí? 

- Ya te lo dije, él fue quien te dio la espada, eso lo dice todo. 

- Sí, pero tú no dices nada. – Me siguió, mirando a todos lados, intranquila. 

La entrada seguía siendo la misma. La había reparado… pero seguía siendo la misma, como si ni siquiera hubiera intentando mantenernos lejos. Dudando, mis manos y mi frente recargadas contra el muro, parado justo sobre la trampa en el suelo, solté un suspiro. 

- A ver, Miracle, juguemos a nuestro juego favorito; pensar un poco. – Volví a soltar otro suspiro, dándole la espalda. – Enlistemos las cosas, de poca a mayor importancia: Es un genio, tiene muchas armas sofisticadas y eficientes, tiene la esmeralda, él me puso este reloj-bomba en mi pecho, todavía tiene el aparato para detonarme, él sabía que yo tenía un espíritu dentro de mí- 

- ¿Él lo sabía? 

- Y – interrumpí. – Él te dio esa espada, la cual no sabemos cómo consiguió. ¿Entiendes? Y sí, claro que lo sabía, él lo sabe todo. Ese loco está, y siempre estuvo, detrás de todo esto. 

- Suponiendo que así fuera… eso no responde a mí duda aún, Shadow… Bien, entiendo por qué lo buscamos a él… ¿Pero hablar con él? ¡Sugieres razonar con alguien irracional! 

Solté un último suspiro, dándome una media vuelta y recargando mi espalda contra la pared, mis piernas apenas me sostenían, se resbalaban. Veía arriba, perdiendo mi poca paciencia. 

- Porque, como tú misma lo has dicho, ya no podemos darnos el lujo de vivir desconfiando de los demás. – Trataba de explicar mis motivos, pero el rostro dudoso de Miracle lo complicaba todo. - Por favor, nos guste o no, Eggman es el miembro más indispensable para lograr esto… no como líder, claro está… pero estoy seguro de que se muere por compartir toda su información con su viejo equipo. – Dije chocando mi puño contra mi palma, sonriendo con seguridad. – Oye, de ti aprendí a tener más tacto y amabilidad. Lo intentaremos por las buenas. 

- Sí, pero… no con él. 

- Vamos, Miracle, algo bueno sacaremos de todo esto. – Y, sin siquiera yo poder convencerme, opté por no pensarlo más. 

Ahora eran dos ideas disparatadas las que no podía simplemente dejar ir. 

No tuve que buscar mucho, apenas a unos pasos de mí encontré un gran fierro, el cuál usé para golpear la compuerta que se encontraba bajo mis pies. 

- ¿No sería mejor primero intentarlo con la clave, señor intentémoslo por las buenas? Digo, si él en verdad nos está esperando… 

- Oye, te dije que algo bueno ganaríamos de esto. – Y, con un último golpe, destruí la puerta, disfrutándolo. – Sigamos. No te separes de mí.

- Sigo pensando que esto es mala idea. Él definitivamente nos está esperando. 

Di un gran salto, desacelerando al poner un pie y una mano contra el muro mientras caíamos. Pisé suelo y, pocos segundos después, Miracle ya se encontraba tras de mí. 

Nervioso, notando todo tan oscuro como la última vez que estuve aquí… Miracle no podía tener más razón. Sólo esperaba que no nos recibiera con ninguna clase de sorpresa. 

Tomé de su mano en un segundo, apretándola. Avanzamos, mi otra mano contra la pared. 

Después de recorrer tantos pasillos desolados y viejas habitaciones, habitaciones que poco me alegraba volver a ver, llegamos a la sala principal, el mismo lugar en el cual nos encontramos la última vez. Oscuridad total, me puse frente a Miracle, a la defensiva. Había tomado de mi brazo, odiaba la sensación, pero temía más por ella que por mí mismo. 

- No sueltes la espada por nada del mundo. 

Ella ya la había sacado, tomándola con firmeza y colocándose espalda contra espalda cuando una gran luz se encendió, únicamente alumbrándonos a nosotros dos, ubicándonos entre toda esta oscuridad. Buscábamos algo con la mirada, pero nos encontrábamos bajo una ceguera que apenas permitía vernos a nosotros mismos. 

Volvió a producirse otro gran ruido, otra luz se había encendido, apuntando el mismo camino, la misma entrada que utilizamos para llegar a aquí. Iluminaba al profesor Eggman, quien se acercaba a nosotros a paso seguro y confiando, una mirada seria, sus manos tras su espalda. No me gustaba, ese hombre podía llegar a tener una apariencia muy desafiante. 

- Bien, bien, Shadow y Miracle, ya era hora de que vinieran. ¿Ya se dieron cuenta de que me necesitan? No pueden hacer esto sin mí. 

- No trates de hacerte el listo, Eggman.

- No tengo que intentarlo, Shadow. Ya lo soy. 

Extendí mi brazo con velocidad, haciendo a Miracle retroceder cuando empezó a formarse un gran alboroto en el corredor. Unas pisadas, veloces, objetos cayendo y gruñidos enloquecidos se acercaban a nosotros. Detrás de Eggman, una criatura, azulada, emanando un aura de putrefacción, asomó dando un gran salto, dirigiéndose hacia mí. Antes de poder hacer algo, Miracle se interpuso, espada en manos, cortando el aire y enviando una gran ráfaga de energía disparada hacia ese ser, atrapándolo en el arma al primer intento. Gritaba. Se trataba de una criatura completamente salvaje. 

- Entonces así es como lo lograbas, y con qué confianza. Veo que también guardas tus secretos, niña. Eso es bueno. 

- Oye- 

- Oye. – Interrumpí, adelantando unos pasos hacia Eggman. – Seremos nosotros quienes hablemos, Eggman, y antes de hacerlo por el camino todavía más difícil, te sugerimos que cooperes. 

- ¿Cómo esperas que coopere si aún no me das los detalles? 

- ¡Cómo esperas que te demos los detalles si comienzas atacándonos! 

- Miracle, silencio. – Regresé a verla por unos segundos, ella asintió. Volvió a verlo a él, con gran odio en su mirada. Y aunque a mí no me desagradaba menos, me sorprendía ver a Miracle de esa manera. 

- Vamos, Shadow, ya no estoy para caprichos y elegir de qué bando estoy, no se diga trabajar solo. ¿O acaso aún no se dan cuenta de eso? – Preguntó sonriéndonos con malicia, ocultando sus verdaderas intenciones y divirtiéndose al hacerlo. – Es claro que tenemos un único e inconfundible enemigo en común. 

- Uy, sí, claro. 

- Oye. – Respondió al instante sacando un pequeño aparato de uno de los bolsillos internos de su chamarra, jugando con él y viéndome con otra sonrisa; burlona y segura. Parecía un control remoto. – Tú tampoco tienes elección, te recuerdo. 

- Por supuesto que ibas a tener más de uno… 

- Siempre hay que tener un plan B. De preferencia, hasta Plan Z. – Dijo inexpresivo, sin darle mayor importancia. – No pienso matarte, Shadow. Lo creas o no, sí me siento orgulloso de haberle salvado la vida a alguien, incluso cuando se trata de una completa basura ingrata. 

- Claro que te enorgulleces de no haber dejado escapar al espíritu más poderoso de todos, incluso si su esencia quedaba atrapada en mi cuerpo; el cuerpo de tu peor enemigo. ¿Es por eso que todavía no me matas, verdad? – Sonreí con seguridad, sintiéndome nuevamente superior a él. 

- ¿Así que al fin lo sabes? – Sonrió, burlándose. – Shadow, no cambia las cosas, no me importa si mueres o no, ese supuesto espectro dentro de ti no cambia las cosas, pero todo con orden; ya te lo explicaré en su momento. – Dijo alzando el aparato que había sacado. Por un instante, empecé a sudar. – Escuchen, mientras ustedes jugaban por ahí y pretendían ser héroes, han ocurrido muchas muchas muchas cosas extrañas, para nada buenas. 

- Lo sabemos. 

- No, no lo saben, Miracle. Observen. – Apuntó con el aparato hacia el fondo de la habitación, encendiendo una gran pantalla detrás de nosotros. Se podía ver un gran mapa, varios colores alumbraban dentro de él. Lo veíamos con curiosidad, pero sobre todo con mala espina. 

- Esas manchas rojas que ven representan la energía, digámosle mala para que ustedes cabecitas me entiendan, que logré captar hace tres meses, apenas un par de semanas después de que todo esto empezara. Recordaran que lo hicimos juntos. 

Asentimos, no del todo satisfechos. Ese maldito siempre nos había ocultado los productos finales. 

- No eran muchos, y por ello realmente no importaba. Ahora vean esto. 

Esas pequeñas manchitas de repente se volvieron una gran mancha enorme, únicamente centrada en una zona. Se había recorrido hacia el norte. En los alrededores, aparecieron unas manchas moradas, y apenas podía verse uno que otro punto azul. 

- ¿Qué significa todo esto, Eggman? – Pregunté inquieto, preocupado al notar en qué zona se encontraba toda esa acumulación rojiza.

- La ciudad de las joyas… más grande que Downhood desde aquel accidente que acabo con su gloria. – Comenzó a explicar, acercándose a la pantalla, dándonos la espalda y sus manos contra ésta, serio. – Las conexiones entre el pasado y el presente son una coincidencia, a esos espíritus sólo les interesan las riquezas y el poder que puedan explotar de las grandes ciudades de la actualidad. Es una metida de pata que Jewel City se encuentre tan cerca del lugar de donde todas ellas salen, y que Downhood haya sido el lugar de donde provienen todas esas almas. – Cambió de diapositiva. Era el mismo mapa, pero ahora lo único que se podía visualizar era una mancha negra, pequeña, apenas en las afueras de Downhood. – De ahí es de donde salen, ahí es a donde van a refugiarse cuando son derrotados. De ahí surgió todo, y ahí tiene que terminar todo.¿Por qué? Eventualmente lo sabrán.. – Alzó nuevamente el aparato, a nada de apagar el monitor cuando una pregunta de miles lo interrumpió.

- Oh, Shadow, cómo pude olvidar ese detalle. – Rio, fingiendo. Regresó la diapositiva, ilustrando su fatal explicación. – Eso, mis amigos, es la energía de los espíritus que han permanecido mucho tiempo en nuestro presente. ¿Cómo conseguí esa información? Bueno, es básicamente energía que se detecta en menor cantidad. Van perdiendo sus habilidades conforme dejan de ser etéreos. Podrían ser buenos o malos, pero eso no podemos saberlo. Lo único que importa es que, una vez que esa energía sea imperceptible, significará que ellos han pasado de su mundo al nuestro, y por ende, no habría manera de regresarlos ni por medio de la muerte. – Con un desinterés envidiable, hizo un acercamiento al mapa. - Por último, esas manchitas azules son los que se presumen ser buenos, pero es tan mínima la cantidad que no nos preocuparemos por ellos.


Miracle retrocedió unos pasos, mirando a la pantalla sumamente nerviosa. De tan sólo verla así, yo también me puse nervioso, pero eso era algo que no quería que Eggman supiera. Aun así, no pude evitar tomarla de su brazo, apretando, tratando de tranquilizarla y darle confianza. No funcionó. 

- ¿En qué estado están los seres que tenemos dentro? ¿Por qué son tantos los que se encuentran en esa etapa? 

Eggman hizo una pausa antes de responder a su pregunta. Esta vez no sacó ninguna clase de aparato ni nos enseñó nada nuevo en su pantalla. Su respuesta se basaba únicamente en la vista. 

- ¿No es obvio? 

Miracle no dijo nada. Desvió la mirada, viendo con desesperada rabia hacia el suelo, como si quisiera encontrar ahí una solución. Eggman, al notarla de esa manera, sonrió con malicia. 

- Así que ya lo sabes, niña. – Pero su sonrisa desapareció al instante. Se hincó para mirarla con mejor detenimiento, acercándose a ella. 

- ¿Qué es lo que sabe? 

- Ah, ¡Shadow! Sigues aquí. Eres tan callado que, bueno, ni hablar, siempre me gustó eso de ti. – Dijo con honesta sorpresa, regresándome a ver por unos breves instantes mientras hablaba. – ¿No me digas que no lo sabes? Ella ya lo sabía y tú bien gracias. Ya veo que hasta los mejores amigos se guardan secretos. – Rio, divertido, hartándome. – Verás, Shadow, si no sacamos a esos seres que llevan dentro de sus cuerpos de inmediato, ellos podrían quedar atrapados dentro de sus cuerpos. 

- ¡Qué dices! – Retrocedí instintivamente un paso, impactado por sus palabras. 

- Si, Shadow, que no lo sientas no hace la diferencia. Tú también podrías perder tu cuerpo y simplemente quedar encerrado dentro de él. – No supe cómo responder a eso, quise mantenerme calmo en todo momento, que no notara mi debilidad, mas no pude evitar hacer una pequeña mueca. Empecé a sentir sudor brotar de mi rostro. – Bueno, no, lamento si los asusté. Inmediatamente es sólo una sugerencia, yo les daría todavía un par de semanas, pero debido a que no puedo ofrecerles una fecha exacta… sí, lo mejor sería justo ahora.

- … ¿Y cómo hacemos eso, Eggman? 

Antes de otorgarnos una respuesta, sonrió con malicia como ya tanto le había gustado, soltando asimismo una pequeña carcajada. 

- ¿No me están pidiendo demasiada ayuda, criaturas? Hasta ahora, ¿qué he ganado yo? 

- Eggman… 

- ¿Qué es lo que quieres? – Interrumpió Miracle haciéndome para atrás con su brazo, adelantando unos pasos y hablando con calma como no lo había hecho desde que abandonamos la casa. – No tenemos nada que ofrecerte más que nuestra ayuda. – Dijo con un aire de desagrado. 

-Bien, sí, es cierto que, sin su ayuda, sin su fuerza ni sus habilidades, yo no podría hacer absolutamente nada. – Empezó a hablar alejándose, alcanzando una de sus sillas con ruedas y sentándose en ésta, mirándonos y juntando sus manos, divertido. – Pero ustedes no podrían ejecutar ningún plan ni gran idea sin mi cerebro… y mi cerebro siempre está lleno de ideas. – Miró de reojo a su derecha, su sonrisa todavía más grande, más sospechosa. – Sin embargo, a veces necesito hacer pruebas, pruebas y experimentos. Se me ocurre algo, pero no soy experto en el tema, yo no sabía que esos seres podían hacer eso hasta que no lo vi con mis propios ojos en la joven Miracle. Con el caso de Shadow, siempre me mantuve escéptico. 

- Ve al grano. 

- Relájate, Miracle. De ti, no quiero nada ni aunque pudiera arrebatártelo. Lo único que me interesa de ti es esa espada, pero bueno, fue un regalo, sería grosero de mi parte quitártela, además de contraproducente. 

- Claro que lo sería. – Respondió colocándose al frente del arma, como si planeara defenderla con su vida. Pronto, regresó a verme, curiosa. Estaba picando botones en uno de los miles de aparatos que ya llevaba escondidos dentro de mi chamarra. 

- ¿Qué haces, Shadow? 

Sin detenerme ni regresarla a ver, respondí.

- Llamo a la persona indicada para este problema, una amiguita de Downhood. Si es cierto todo lo que dice Eggman, no le molestará que se una alguien más a nuestro equipo. – Y, finalmente habiendo terminado de escribir y mandar el mensaje, regresé a verla. – No te preocupes por este chiflado, él jamás te haría daño. – Regresé a verlo a él, amenazante. – Y si lo intentara, yo no se lo permitiría. – Pero a Eggman sólo le divertían mis palabras. 

- Es muy cierto, Miracle. – Respondió cerrando los ojos, sonriendo con astucia. – Escuchen, ¿qué tal si esperamos a que su amiguita llegue para mostrarles mi plan? Odiaría tener que explicarme dos veces, además de que no está del todo listo, puesto a que no pensé que realmente tendría oportunidad de intentarlo… - Se recargó contra el respaldo de su asiento, aliviando su cuerpo, esta vez con una sonrisa tan tranquila, incluso cuando jamás podría eliminar esa malicia que ya tenía tatuado en su rostro. – Confío en que Shadow no nos venga con una broma y su invitada sea de máxima importancia. Digo, como sea, es su tiempo, no el mío.

Llevaba todo este rato ahogando tantas cosas, a diferencia de él. Detestaba esa manera tan enigmática de hablar que tenía, sólo pretendía ser muy listo, pero estaba seguro de que ni él mismo sabía cómo rayos terminar sus oraciones, así de estúpido era. En fin, tampoco podía desconfiar enteramente de él, por lo cual no objeté más. 

- Estaremos afuera, Eggman. – Y le hice un gesto a Miracle con las manos para que se adelantara. Al pasar a su lado, él no hizo más que sonreír, mientras que ella más bien optó por rodearlo, dándole mucho espacio, tensa. Salió de la gran sala. 

Regresé a ver a todos lados, tratando de encontrar alguna clase de trampa escondida, pero desistiendo de mi intento, hice lo mismo y comencé a caminar. No soportaría ni un instante más dentro de este basurero. Él igualmente se levantó y comenzó a caminar en mi dirección. Cuando pasó a mi lado, detuvo el paso, poniendo una mano sobre mi hombro. Su tacto me dio casi tanto asco como sus palabras. 

- Ya veo que comienzas a formar lazos, querido Shadow. Es bueno que tengas amigos, muy bueno, Shadow, porque yo te deseo, de corazón, que aproveches al máximo el tiempo indefinido que te queda de vida. 

Aparté su mano con gran brusquedad, viéndolo a la cara mientras seguía alejándome, incluso cuando no quería hacerlo. 

- Te equivocas, Eggman. – Pero no supe realmente cómo responder a eso. 

Él sonreía, reía, saboreaba sus palabras y se deleitaba con mi rabia. 

Me frustré conmigo mismo. Lo que sí quería, pero no podía hacer, era controlar mis emociones. Y ese bastardo sabía cómo manipularlas.

---------- Aviso de Sam ----------

¡Hola! :D! 

Cómo pasa el tiempo, ¿no? n.n

Ay, lo siento, no depende de mí cuánto tiempo tenga disponible ni cuándo tenga ganas de escribir :c Intenté mantener un día de publicación, pero es difícil cuando no me pagan por esto (?) 

Bueno, creo que desde ahora publicaré apenas pueda c: Eso sí, trataré de no dejar pasar tantos días de capítulo a capítulo para que todo fluya O: 

Espero que les guste este capítulo, a mí me encanta todo capítulo donde tengo oportunidad de escribir a Eggman y, sí, había sido un tiempo * ¬ * 

Nos vemos pronto, lo prometo :D! 

Gracias por su paciencia ^w^/!

2 comentarios:

  1. Hola Sam que bueno que has podido publicar y no te preocupes yo esperare pacientemente otro grandioso capítulo aunque para mí fue una cita entre Shadow y Miracle algo extraña no? Bueno a mi parecer me gusto porque salió Eggman sin el villano no hay historia jeje saludos y a esperar otro capítulo hasta pronto.

    ResponderEliminar
  2. Wii! Capitulo! :D
    Acéptalo Shadow, son tu amigos, no sea tan malote >:v (?
    Eggman realmente es cruel, me encanta como lo describes tu, en la mayoría de los blogs lo ponen como weon, y la verdad es bastante molesto. Por eso me encanta como lo haces tu *w*
    Gran capi! Y no preocupes por el tiempo, si no puedes pos no puedes .3. No nos molesta esperar :3

    ResponderEliminar