jueves, 15 de octubre de 2015

Especial Sonamy

Pudieron haber pasado un par de minutos u horas en las que estuve atrapado en este lugar, aunque eso en verdad no me molestaba. Recorrí todos los pasillos del colegio sin mucho entusiasmo, tomándome mi tiempo, gritando el nombre de Amy una y otra vez, realmente esperando no encontrarla. Aún no sabía de qué se suponía que debía de hablar con ella. ¿Qué podía decirle? Ah, sí, Amy, ¿recuerdas que terminamos? Sí, sólo quería que lo tuvieras en mente… Tal vez le debía una explicación, o al menos una disculpa. Sólo pensaba en ponerle fin a todo esto de una buena vez por todas.

Hasta que la vi sentada en el pasto. 

- ¿Amy? 

Me acerqué a ella, nervioso. Sé que apenas había pasado un par de días, pero al verla sentí que había pasado mucho más tiempo. Me puse todavía más nervioso cuando vi su rostro, esa bella e inocente mirada que tanto me gustaba de ella. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, hasta llegar a mi rostro; hervía. Desvié la vista por un momento, cerrando con fuerza mis ojos. ¿En qué pensaba? 

No tenía que olvidar por qué estaba aquí; terminar con Sonic y Amy.

- ¿Sonic? – Al escucharla pronunciar mi nombre con esa vocecita, volví a temblar. Mi rostro estaba completamente amargado, me reprochaba a mí mismo por mi debilidad. Era increíblemente adorable y no podía negarlo. 

Sacudí mi cabeza antes de seguir adelante, repitiéndome una y otra vez no me gusta Amy Rose, no me gusta Amy Rose.

- ¿Qué pasa? ¿No puedo pasar a saludar? - Una vez a su lado, tomé asiente, evitando verla, fingiendo serenidad. - ¿Qué tal van las cosas? ¿Qué haces aquí tan sola? 

- Desde que estoy soltera, los chicos vuelven a ser increíblemente insoportables conmigo. – Soltó un suspiro, desviando la mirada y bajando las flores que había recolectado. Nunca la había visto perder su sonrisa para mostrarse fastidiada. – Siempre pensé que les caía bien, ellos sólo quieren una oportunidad conmigo. – Soltó otro suspiro, volviendo a recoger sus flores, viéndolas y jugando con sus pétalos, suave, delicada. 

- Qué tontos, si en verdad te conocieran, sabrían que eres mucho más que una cara bonita. 

No quería ser grosero con ella, tampoco estaba mintiendo, pero volví a desviar la mirada de súbito cuando noté que sonreía de esa manera. Me puse rojo, tal vez convenía no haber dicho eso. ¡Qué estaba haciendo! 

- ¿Qué te trae por aquí, Sonic? – Y aunque ella cambió el tema… - ¿Qué tal marchan las cosas en tu vida? 

- Pues todo va bien, no me quejo. –… yo no quería. 

- Knuckles me ha dicho varias cosas de ti, dónde has estado y qué es lo que has estado haciendo, no sé si para tranquilizarme o para recordarse que no estás aquí… En fin, es un alivio verte con bien. 

- Oh, lo sabes… 

- Oye, estaba contigo la primera vez que llegaron esos seres extraños a la ciudad, claro que lo sé. – Regresó a verme, temerosa, triste. – Es sólo que me cuesta creer que tomaría tan poco tiempo para que volvieran, y que fueran tantos. 

- Lo son, y no sabemos cuántos más de ellos serán… - Respondí dejándome caer contra el césped, cerrando mis ojos. La verdad es que, incluso no habiéndome enfrentado a muchos, ello era más alarmante que relajante. Al menos yo podía sostener una batalla contra ellos, ¿pero y las demás personas? ¿Dónde estaban esos espíritus mientras nosotros perdíamos el tiempo pensando? Temeroso de que notara mi preocupación, tuve que mentirle. – Pero no te preocupes, lo tenemos todo bajo control. 

- Eso espero, Sonic… ¿Sabes? Knuckles dice que nuestro gobierno ya conoce la situación, y que supuestamente harán algo… La verdad es que ni siquiera me atrevo a dejar este lugar, aquí me siento segura, es el único lugar en todo Jewel City que ha tomado precauciones, aunque eso fue después de cuatro ataques desde que te fuiste… - En ningún momento bajó la mirada, pero ella no me veía. Fue antes de concluir que me vio directamente a los ojos. Los suyos brillaban. - Prométeme que estarás bien. 

- Oye, Amy… - Volví a sentarme, no sabiendo si había sido un error o si acaso en verdad quería poner mi mano sobre la suya. Ella se puso roja. Estaba a nada de cometer otro error. 

Hubo un largo silencio antes de que siguiera hablando, se sentía como si hubiera olvidado por completo a lo que venía, o como si más bien me comenzara a arrepentir. Ella me veía directo al rostro, sonrojada. Ella no era la única. 

- Lamento haberte lastimado… - Quería terminar con esto, en verdad quería pero, al pensarlo, sólo apretaba su mano con más fuerza. ¿Por qué quería terminar las cosas? Las cosas ya habían terminado. Todo este tiempo que estuve fuera de Jewel City, a diferencia de lo que sugerían las palabras de Shadow y Miracle, yo en realidad nunca pensé en Amy. Sin embargo, ahora que volvía a estar a su lado, se sentía como si jamás nos hubiésemos separado. ¿Qué había pasado con esos amargos recuerdos de peleas y discusiones? ¿Esos silencios incómodos y citas fracasadas? Era como si no me importara, como si quisiera enmendarlo todo. Quería recuperar esa cara bonita, pero también temía perder a mi amiga al hacerlo. – Quiero saber qué es lo que piensas de mí… qué sientes cuando estás conmigo… pero… - Seguía callando lo que en verdad quería decir. Aún la quiero, pero no de esa manera… Por alguna razón, por algún extraño impulso, no quería separarme de ella. – Tú aún me gustas. – Apreté su mano, aún con más fuerza, odiándome. – Y mucho. 

- Sonic… - Me miraba al rostro con gran sorpresa. Ella estaba feliz, pero no quería que yo lo supiera. – Si eso es cierto, ¿por qué me dejaste de esa manera? ¿Tan de repente? ¿Acaso temías que algo malo me sucediera si es que iba contigo? No lo sé, estoy confundida... Dime. 

- Es indudable que algo malo te sucedería si fueras conmigo… 

- Te equivocas, Sonic, yo puedo defenderme por mí misma, ¿crees que Knuckles es el único que ha impedido que destruyan este lugar? Aunque… - Mientras hablaba, antes de añadir, se recostó sobre mi pecho, sin dejar de mirarme al rostro. –… a tu lado, me siento más segura. 

- Amy… - No pude evitar abrazarla con fuerza, disfrutando de la calidez de su piel. Pero no era lo mismo, no era eso lo que en verdad quería sentir. No pensaba en ella, incluso cuando decía su nombre y recordaba tan claro los bellos momentos que habíamos vivido juntos. – No sé qué me sucede, por qué te digo y por qué hago todo esto… - Acariciaba uno de sus brazos con una mano, la otra acariciaba su pelo. Pero no me sentía feliz. 

Fue ella quien me hizo retroceder, con una pequeña sonrisa en su rostro, agachando la mirada. 

- Sonic, tú sabes lo que siento por ti… - Volvió a alzar su rostro, mirándome a los ojos, sonriendo. – Sabes que te amo, Sonic. Tal vez no seas el amor de mi vida, pero creo, sé, que eres, y siempre serás, mi primer amor. – Puso una mano sobre su hombro, optimista, dejando de verme. Una lágrima resbalaba por su mejilla. - ¿No es egoísta querer retenerte a mi lado a costa de tu felicidad? Es lo que más quisiera, estar a tu lado, pero si no soy lo que necesitas, lo que en verdad quieres, entonces no tendría sentido estar juntos… Me esforcé por mantener nuestra relación, pero por quererte ver como esos otros chicos bobos, haciendo siempre lo que yo quería, queriendo que me des todo incluso cuando tú no querías… bueno, quizá no me merecía a una persona tan grandiosa como tú. – E incluso cuando las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, ella no dejaba de sonreír. – Traté de cambiar, lo sigo haciendo, sólo por una pequeña oportunidad de volver a tu lado, haría lo que fuera, pero no te obligaré a nada que no quieras, ni me aferraré a una idea imposible. Desaproveché nuestra linda relación y realmente nunca puse de mi parte cuando debía hacerlo. Sólo quiero que sepas que lamento haberte hecho daño. 

- Amy, por favor, para… - No podía seguir escuchándola. Incluso cuando sabía que ella no trataba de culparme, me sentía culpable. Tomé sus manos, acercándome a ella. Esto era una locura, quería enmendarlo todo y volver a ser la persona que la hiciera sonreír incluso cuando no me había sentido así de feliz desde que la había sacado de mi mente. – Es todo tan confuso porque… creo que sigo enamorado de ti, he disfrutado de este momento a tu lado, quisiera que durara por siempre, pero yo no… o tal vez… Amy, yo… 

Fue ella quien me hizo callar, poniendo su dedo contra mis labios, agachando la mirada, sus ojos cerrados, su sonrisa calma, tranquila. 

- No tienes que decirme las cosas que amaría escuchar si en verdad no las sientes… 

No quería jugar con sus sentimientos, ni antes ni ahora. Finalmente pude decírselo, quitándome un gran dolor de encima. 

- Lo siento, Amy… 

- Prométeme que, pase lo que pase, tú y yo no dejaremos de ser amigos. Eso es todo lo que quiero escuchar. 

Sonreí, mi rostro se había relajado, yo me había relajado… volvía a sentirme yo mismo. Podía ver su rostro sin alterarme, y aunque en verdad pensaba que era muy linda, yo sí sabía que era mucho más que una cara bonita. 

- Te lo prometo, Rose. – Respondí levantándome, tomándola de sus manos y ayudándola a pararse. 

Definitivamente volvía a estar tranquilo, quizá un tanto arrepentido por mi arrebato, pero feliz de habérmelo sacado todo del pecho. Como última tentación, sacudí su pelo con una mano, juguetón. Ahora sí había sacado todo del pecho. 

- Estaré bien, Sonic, lamento que te hayas preocupado por mí. – Tomó de mi muñeca, haciéndome bajar mi brazo. - ¿Todo está en claro entre tú y yo? 

- Todo, Amy. Gracias. 

- Bien, vámonos de aquí, entonces. 

Salimos del lugar juntos, sintiéndome mucho mejor ahora que las cosas entre Amy y yo habían quedado en el pasado, excepto nuestra amistad. Seguía pensando que era increíble. 

- Pero oye, Sonic, que las cosas estén bien entre tú y yo, no significa que todo esté del todo bien, ¿sabes? – Dijo tornándose seria cuando habíamos llegado a las escaleras de Emerald Institute. Ella se había quedado unos cuantos escalones arriba. – Si necesitas mi ayuda, no dudes en pedirla. Contacta a Knuckles y nos verás al instante. – Aceleró el paso, pasando por mi lado y alejándose. Me devolvió una última mirada. - ¡Nos veremos, Sonic! 

- ¡Nos veremos, Amy! – Alcé la voz al verla tan lejos. Se fue. 

Bajé las manos, realmente confundido. ¿Knuckles y Amy en verdad se hablaban? Suponía que ese equidna no había perdido el tiempo, pero no dejaba de parecerme extraño. En fin, ya no me molestaba. Lo que en verdad me dejó desconcertado fue que se fuera tan repentinamente… admito que pensé que me abrazaría o algo… Sacudí la cabeza, volvía a pensar como un idiota. La verdad es que, incluso sintiéndome tan tranquilo, otra parte de mí estaba más bien fastidiado con todo este tema del amor. 

Eso había sido increíblemente difícil porque, incluso cuando no quería volver con ella, me había dominado por un instante una fuerte necesidad de estar a su lado. Por temer haberla lastimado, olvidaba que yo también había sido lastimado. Como sea, no importaba ahora, todo había quedado perdonado. Finalmente había llegado el momento de dejar fluir las cosas. 

Si podía hablarlo con Amy, podía hablarlo con Shadow. 

Solté un suspiro, qué día había sido éste… Me puse en marcha a casa, esperando que las cosas entre Miracle y Shadow estuvieran bien, incluso cuando en realidad no pensaba mucho en ellos dos. No quería pensar en nada. 

Sólo quería llegar a echarme en mi sofá y dormir.

---------- Aviso de Sam ----------

¡Hola!

¡Dios! ¡Lo siento tanto! D: > Juro que estuve trabajando en este capítulo como loca, lo tengo listo desde hace ya unos días atrás, pero simplemente jueves no es tan buen día para actualizar, y el de hoy sí que fue un lío D: > 

Me disculpo por la tardanza, pero aún no fallo a mi palabra y no pienso fallar! ; A ; / 

Y bueno, espero que este capítulo valga la pena, ya vamos en el capítulo 42 y queda tanto por contar y tan pocos capítulos por hacerlo O:

Gracias por su apoyo! X3

Prepárense para fin de semana, yay! \o/

Nos vemos pronto! :3

lunes, 12 de octubre de 2015

XLI


Estaba molesto. Sabía que tenía que controlarme u Ozane podría usarme una vez más, pero no me importaba, que lo haga. No podía, ni quería, pretender que no estaba enojado. 

Shadow era un estúpido.

Habíamos caminado por un largo rato, a paso rápido, sin parar en ningún momento y sin hablar. Al deparar en ello, finalmente me detuve, sintiéndome no mejor que Shadow. Estaba siendo un tonto.

- Miracle… - Dije soltando su brazo. La pobre se encontraba agitada, ni siquiera quería darle excusas. No podía ni verla al rostro, estaba avergonzado. - … ¿Me acompañarías por un helado?

Después de un rato, dándome una gran sonrisa, respondió, entusiasmada.

- ¡Por supuesto!

Pero, al poco rato, cambié de opinión; su estómago gruñó poderosamente. Miracle bajó sus manos, echas puños, sus ojos bien abiertos, apenada los primeros segundos, riendo a carcajadas lo siguientes.

- Vamos a comer. - Le di la espalda, agachándome. - Sube. 

- ¿Estás seguro? – Preguntó incrédula, sin saber realmente cómo responder.

- Ja ja, vamos. Si me canso, te lo diré y ya, pero creo que eres tú quien en verdad está cansada.

Y, como si nunca hubiera dudado, se subió en mi espalda.

- ¡Vaya! Eres mucho más liviana de lo que pensé. – Dije mientras agarraba de sus piernas y ella se acomodaba. – ¡Agárrate fuerte! 

A diferencia de lo que yo esperaba, que era que se durmiera un rato, se había entusiasmado de una manera impresionante cuando me eché a correr. No sé cómo lo había logrado, pero al instante ya me estaba divirtiendo. Miracle inspiraba mucha confianza a quien la viera, incluso antes de hablarle… incluso cuando la conocí cuando era algo así como uno de los enemigos de Shadow. En fin, tenía un gran carisma, era muy inquieta y divertida. Parecía sacada de una caricatura.

Si hubiera perdido su confianza por culpa de un maldito espectro, si la hubiese lastimado, jamás me lo hubiese perdonado.

Había estado aquí ya varias veces estas últimas semanas, pero realmente me alegraba estar esta vez acompañado de alguien más que no fuera el amargado y glotón de Shadow.

La verdad es que Miracle apenas come menos que él.

- Tal vez no sea saludable, pero es delicioso. Provecho.

- ¡Gracias, erizo! ¡Provecho!

Hablaba con la boca llena, perdida en su hamburguesa. Miracle en verdad era como una niña. Me agradaba, confundía, y preocupaba que alguien tan inocente pudiera ser capaz de esconder tantos secretos. No sabía si era bueno o malo poder confiar tan ciegamente en ella. 

No pude evitar verla con cierto temor y tristeza. Hubiera deseado conocernos en otro contexto.

Estuvimos comiendo un muy buen rato, pero se pasó como si apenas hubieran sido unos minutos. No se habló de nada en particular ni realmente de importancia, la mayoría eran solo risas. Ella sabía que, lo que necesitaba, era sonreír un poco, por ello nunca lo trajo al tema, ni sugirió nada que tuviera que ver con Shadow ni nuestra discusión. Lo supe porque, ya habiendo salido de ahí, siguiendo su paso, finalmente habló.

- Oye... – Dejó de caminar. - … sé que ese sujeto que llevas dentro, Ozane, se aprovecha de tus emociones para controlarte, pero…. – Le costaba hablar, había hecho sus manos puños. Finalmente se atrevió a alzar la mirada y a verme a los ojos. - … no es bueno que ahogues tus emociones. Tienes que sacártelo del pecho, y aunque sé que hablar de Shadow es de lo que más te enoja, tienes que decírselo a alguien. – Dijo con una mano sobre su brazo, tímida, volviendo a desviar la vista. – Si quieres decirme lo que piensas, te escucho. No temas callarme si acaso llego a irritarte.

- Ja… ¿Así que es obvio? – Pregunté adelantando el paso, apoyando mis brazos contra el barandal de una gran escalera. Yo tampoco quería verla al rostro.

- Un poco, Sonic. Me he estado divirtiendo mucho, pero de repente te pierdes, pareces más bien ausente. Tienes que sacarlo de tu mente.

- No lo sé, Miracle… - Tenía razón. Aunque había alzado el rostro y miraba al frente, en realidad no veía nada, sólo el rostro furioso de Shadow. Era lo único que podía ver. – No es enojo, es una clase de frustración y ansiedad.

- ¿Por qué? – Se acercó y se apoyó igualmente como yo, dándome mi espacio, pero permaneciendo a mi lado. 

- Lo ignoro.

- Creo que primero tienes que aclarar tu propia mente antes de poder aclarar las cosas con Shadow.

- En realidad… - Respondí después de una pausa, tratando de no pensarlo mucho mientras hablaba. Regresé a verla, sonriéndole, entrecerrando los ojos. – Es sólo que no quiero precipitarme en dar una respuesta, pero creo que lo sé.

Podía ver en sus ojos gran duda y gran curiosidad. No pude reprimir una pequeña carcajada.

- Sé qué es lo que estás pensando, pero no puedo sólo ir a pedirle disculpas a Shadow. – Hablé, rompiendo el silencio, tornándome serio. – Eso sería darle la razón, y ya es hora de que sepa que él también comete errores.

Miracle asintió, con una mirada igualmente seria. Sin embargo, su opinión no cambio.

- No me importa cómo le hagan, pero no pueden estar peleados en un momento como éste. 

- No cuando al fin lográbamos estar tan unidos. Ya lo sé, ya lo sé. – Dije acelerándome, sin agradarme la idea, poniendo mi barbilla contra mis brazos, aplastándome. – Es sólo que ni siquiera estoy seguro en si a él le importa todo esto o no.

- … Me gustaría decirte que lo hace, pero, ¿sabes? Yo a veces también tengo mis fuertes dudas. – Apoyó sus manos y se inclinó hacia atrás, cerrando sus ojos y soltando un suspiro. Había ganado mi completa atención. – Él odia a todo el mundo porque cree que todos quieren cambiarlo, quieren ayudarlo porque tuvo un pasado muy difícil, porque no tiene familia, porque es de Downhood… en fin, por ser el mismo. ¿Pero sabes? Incluso cuando soy parte de ese grupo que cree que él necesita ayuda… no sé… - Tuvo que desviar la mirada por unos instantes, armándose de valor mientras jugaba con una piedra en el suelo, moviendo su pie. – Teniendo una buena familia, un buen hogar, mejor educación, supuestamente, de la que él tuvo por estar en Downhood… ¿Y luego qué? ¿Quién soy yo como persona? ¿Cuándo he realmente pensando por mí misma? … No lo sé, Sonic, pero fue él quien en realidad me ayudó a mí. Puede que él haya tenido una vida dura, y sé que calla algunas cosas… pero él no deja que su pasado arruine su presente. - Desvié la mirada bruscamente, no quería que Miracle me viera. Soltó un largo suspiro antes de concluir. – Incluso cuando creo que le importo un carajo, él es de las personas que más me importan en este mundo, y no sé por qué.

- Tienes razón, Miracle. – Ella me regresó a ver de súbito, sumamente asombrada. Ni yo mismo creía lo que decía. - Desde que lo conocí, siempre tuve en mente la idea de protegerlo… No sé, ¿sabes cómo nos conocimos? – Alcé la mirada, sonriendo mientras recordaba. – No creerías que, en tu primera cita con la chica más popular de la escuela te encontrarías con un muerto. O bueno, eso fue lo que pensamos cuando lo vimos en la quinta parte del bosque pancromático, tirado en el suelo, desangrando. No sé, incluso cuando estaba maravillado de que hubiese sobrevivido a lo que parecía ser una explosión, sabiendo que estaba involucrado en algo grande, lo único que podía pensar era que él no podría hacerlo solo. Simplemente decidí ayudarlo, sin saber nada de él. – Regresé a verla, apoyándome contra el barandal de espaldas. – Pero, lo creas o no, no podía dejar de confiar en él ciegamente, por más terco y reservado que fuera. – Reí, recordando que, en realidad, todo fue un caos cuando despertó. Sólo lo quería lejos. - Hace dos semanas que lo conozco, ¿y sabes qué? Cada vez confío más en él y me preocupo más por él, creyendo que yo podía ayudarlo, pero era él quien me ayudaba a mí. 

- ¿Dos semanas? ¿En el bosque pancromático? – Preguntó con una gran sonrisa nerviosa, retrocediendo un paso, sin compartir conmigo en qué había pensado, o recordado. – Tal vez cuando no tengas a alguien que me quiera ver muerta dentro, te podría contar un poco de cómo es que pasó eso… 

- ¿Lo sabes? 

Tosió, aclarando su garganta y tornándose seria de nuevo. 

- Pero ese no es el punto ahora. El punto es que, lo quiera o no, lo queramos o no, necesitamos los unos de los otros. 

- Definitivamente lo necesito, Miracle, y él me necesita. Él no puede ir por ahí solo arriesgando su vida, es como si ni siquiera le importara. – Traté de contener mi tristeza, no quería provocar que Ozane abusara de mis emociones por Shadow para manifestarse. Nada pasaba, pude seguir sin temores. – Estos últimos tiempos han sido más divertidos que tenebrosos. Sé que corremos un gran peligro, y que él, de todos, es quien más problemas tiene, ¿por qué yo, teniendo una vida perfecta, de repente me siento tan vació? – Suspiré antes de continuar. – Porque entendí que mi vida era muy superficial. Jamás había apreciado tanto a alguien, y mucho menos había pensado en la idea de poder apreciar realmente a las personas… Para mí, la gente va y viene… y ya no quiero eso. – Tuve que callar justo ahora porque sabía que era el momento de callar. Si podía hablarlo con Miracle, podía hablarlo con Shadow.


Volvió a sonreír, cerrando los ojos y adelantando unos pasos, bajando las escaleras, dándome la espalda. 

– Qué curioso. Tú salvaste su vida cuando se conocieron. Él salvó la mía cuando nos conocimos. A mi hermanito y a mí casi nos mataban un par de herma…. ¿novios? … un par de espíritus; Amunette y Abasi. – Hizo una pequeña pausa, como si el pronunciar esos nombres le hubiese dejado un sabor amargo en la boca. - Pero yo no confiaba en Shadow, confiaba en el profesor Eggman, él fue quien me dio la espada. Me dijo lo suficiente para que creyera que no había nada más por ocultar; me dijo que, sí, podría atraer a muchos de esos seres, que podía ser peligroso, pero también me dijo dos cosas; jamás me enfrentaría a un enemigo que no fuera capaz de derrotar, y que jamás lo haría sola. – Me regresó una mirada, divertida. Rio. – Entonces le dio la orden a Shadow de ser mi niñera. 

- ¿Pero él sólo te protegía porque sabía que, si desobedecía sus órdenes, lo mataría? 

- Supongo… - Agachó la mirada, viendo sus manos con un aire de tristeza. – Él me enseñó a usar la espada, aunque él jamás pudo hacerla funcionar como debería… ¿No es extraño? – Preguntó dándose una media vuelta, apoyándose nuevamente contra el barandal y alzando la mirada para verme a los ojos. – Digo, él no sólo tenía a uno de esos seres sobrenaturales dentro de su cuerpo, hablamos del mismísimo dueño de la espada. 

- Sí, es extraño… - Me dejó dudoso, no tanto porque no entendiera sus palabras, pero porque, en general, yo no entendía del todo eso de la espada. Ella lo notó y, en breve, me explicó que era la única herramienta con la que realmente lograban ahuyentar a esos espectros, recientemente aprendió cómo atraparlos dentro de ella… En fin, era lamentable porque ella tampoco sabía gran cosa. 

- En un principio, Shadow siempre me quiso lejos. Nos vimos obligados a conocernos en una que otra de nuestras misiones. – Soltó una pequeña carcajada, feliz. – Era una época muy graciosa, porque, incluso cuando sabía que podía ser peligroso, estar con Shadow hacía que pareciera un juego. Nunca nos pasó nada, yo lo admiraba muchísimo por su gran fuerza y gran velocidad. En fin, ese erizo tiene un talento increíble… y sí, cuando sea grande, quiero ser como él. – Seguía riendo mientras hablaba, nunca antes la había visto tan contenta.

Desviando la mirada, pregunté sin alzar la voz, pensando en mis propios recuerdos. Igualmente evocaron en mí una sensación muy agradable. 

- Tú quieres mucho a Shadow, ¿no? 

- ¿Ah? – Fue su reacción, sorprendida. Pero, a los pocos segundos, se puso más bien un poco roja. – Sonic, ¿te puedo confesar algo? – Añadió poniéndose aún más tímida, cruzando sus piernas y desviando la mirada por unos instantes. Asentí, curioso. – Es algo que le he querido decir a Shadow desde hace tanto tiempo, pero simplemente no me atrevo a decírselo por miedo a que me mate. En realidad, temo que tu otro lado también me quiera matar. – Volvió a reír, bromista. Tragué saliva. No sabía si esa era una buena idea o no, pero ella ya no me miraba, simplemente cerró los ojos y empezó a respirar con calma, armándose de valor. – Muy bien, aquí vamos… Shadow… - No podía decirlo sin hacer pausas, su voz le temblaba. Estaba nerviosa. - … es como un hermano para mí. 

Solté un suspiro, aliviado. Nada en mi cuerpo había cambiado. 

- ¿Ah, sí? 

- ¿Un poco tonto, no? – Cerró sus ojos, con una gran sonrisa, aún nerviosa. – No lo sé, lo admiro mucho, siempre ha cuidado de mí, nuestras peleas siempre son muy divertidas e infantiles. Bueno, no siempre… - Hizo un paréntesis desviando la mirada, apenada, pero sin perder su optimismo. - ¿Sabes? Incluso me atrevería a decir que es como un padre para mí… pero, bueno... – Agachó la mirada, perdida, triste, pensando en algo más. Su tono y semblante cambiaron por completo. – No importa… 

- ¿Es sobre tu padre? 

- ¿Mi padre biológico? – Preguntó confundida. - ¡Ah! No, él está bien. – Sonrió como si nunca se hubiera producido el cambio en su humor. – En fin, erizo, gracias por esta charla, pero esto es algo entre Shadow y tú, así que, lamentablemente, no puedo hacer más por ti, tendrás que hablarlo con él a solas…. Gracias por escucharme y por confiarme tus emociones. – Alzó la mirada, cerrando sus ojos y con una sonrisa pequeña, muy alegre, dibujada en su rostro. – Pero, ahora... – Añadió de súbito, dándome la espalda, bajando las escaleras con velocidad. Tuve que seguirla, dudoso. –…no puedes hablar con él hasta que no te libres, o controles, a Ozane. Para eso, te quiero presentar a dos amigos que hice mientras ustedes dos se gritoneaban en tu habitación. 

- Oye, ¡Miracle! – Exclamé tratando de alcanzarla. No era exactamente rápida, pero era muy escurridiza. – Sé lo que piensas de Shadow pero… ¿Por qué te preocupas tanto por mí? 

- Oye. – Respondió frenando de golpe, regresándome una mirada seria. Al instante, sonrió, inocente. – No me gusta ver a mis dos mejores amigos pelear. 

Y, de nuevo, volvió a darse a la fuga, riendo con alegría. Gritaba varias veces su nombre, varias veces a punto de detenerla, pero ella no me hacía caso. E incluso cuando me divertía este momento tan infantil, creo que empezaba a comprender por qué Shadow la encontraba insufrible. Reí de tan sólo imaginármelo en mi situación.

Continué persiguiéndola, siguiendo su paso y, en poco tiempo, nos encontrábamos subiendo las escaleras de Emerald Institute. Cruzando el pasillo, ella siguió hasta el barandal frontal, aquel que daba al gran campo de futbol americano. 

- Oye, Miracle, ¿acaso conociste a gente en mi vieja escuelita? Porque yo no creo que haya nadie. 

- Espera, tú confía en mí. – Y, corriendo, apoyando sus manos y dando un brinco, gritó. - ¡Knuckles! 

Corrí tras de ella, seguía gritando ese nombre. Llegué y la sostuve de la cintura, mi otra mano contra su boca, nervioso. 

- Cállate, Miracle. ¿Qué crees que haces? 

Pero ella seguía insistiendo. Incluso mordió mi mano para que la soltara.

- Confía en mí, Sonic, ¿no dijiste que, si alguien conocía bien del tema, era él? Y parece estar especializado en Ozanelogía. 

- Sí, por eso mismo. – Tomé de su muñeca, alzándola y acercándola a mi rostro, tenso. - ¿Él sabe que tengo a esa cosa dentro de mi cuerpo? 

- Sabe que tienes algo dentro de tu cuerpo, preferí no decirle quién. Se lo dirás tú si quieres que lo sepa. 

- ¿Y sabe que tú también tienes a alguien dentro? … ¿O que Shadow tiene a Hamadi dentro de él? 

- ¡Tranquilo, Sonic! ¡No dije nada que no debiera! 

- Oye, ¿esa es forma de tratar a tu novia? – De las sombras, salió el Equidna, sus manos dentro de sus bolsillos. Venía con su típica cara de pocos amigos. – Ah, no, me equivoqué. Eres tú, Miracle. – Dijo viéndola de reojo, con desconfianza. La ignoró a los pocos segundos y regresó a verme. - Hola, erizo, no esperaba verte tan pronto. ¿Qué pasó con el otro erizo negro? ¿Ya rompieron? 

- Hola, Knuckles. – Saludé fingiendo una sonrisa, forzada. No duró mucho. - ¡Miracle! – Exclamé regresándola a ver, exasperado. - ¿En serio crees que es buena idea hablarlo con este sujeto? 

- Qué sensible estás, Sonic. – Interrumpió Knuckles, retirándose un mechón de cabello del rostro, observándome con atención. – Si es cierto lo que esta chica dijo, creo que es mejor que controles tus ideas y tus emociones. Además, apenas comenzábamos a formar una alianza, no me hagas retractarme y vayamos al grano. 

- Está bien, sólo dame unos segundos. – Puse mis manos tras la espalda de Miracle, empujándola y llevándomela lejos. 

- ¡Oye! ¿Qué crees que haces? 

- Tú querías que hable con él. Está bien, lo haré, pero no puedes estar presente. 

- ¡No! – Dijo deteniéndome de los brazos y, sin haberlo notado, ya se encontraba detrás de mí, sus manos contra mi espalda. – Tú no puedes darme órdenes, también tengo derecho de saber qué pasa. 

- Miracle… - No supe cómo explicarme. En realidad, no quería explicarme. La miraba a ella, regresaba a ver a Knuckles, así un par de veces hasta que, soltando un gran suspiro, me resigné. – Está bien, puedes venir conmigo… pero tienes prohibido opinar. 

- ¡Sonic! 

- Miracle, Miracle… - Dije bajando la voz, tratando de hacer que bajara la suya, poniendo mis manos sobre sus hombros. – Te prometo que te lo explicaré cuando pueda explicártelo. ¿Te puedo pedir que no digas nada, nada de preguntas? ¿Cómo amigos? ¿Por favor? 

Lo pensó por un momento, en un principio cruzándose de brazos y no viéndose muy convencida. Refunfuñando, finalmente aceptó. Le di las gracias, aliviado. 

- Bien, vamos.

Volvimos con Knuckles, quien esperaba mirando al campo de futbol americano con toda la paciencia del mundo.

- Antes que nada, Sonic, ¿cómo va todo? ¿Tienes alguna noticia para mí?

- No hemos visto a muchos espíritus últimamente. No hay mucho que decir.

- Está bien. – Sacó un celular de su bolsillo, lanzándomelo. Era pequeño, barato. – Tiene mi número registrado, llámame apenas sepas algo más. – Soltó un suspiro. – En Jewel City, han aparecido más de ellos. Amy me dijo que te vio peleando contra Ozane, Mirtah y Nerea hace un par de días. ¿No me digas que se trata de uno de ellos? Bien, antes de que respondas, déjame decirte que en la ciudad las cosas van mal. No han sido tantos espíritus, pero este lugar ha sido de los pocos que han tomado sus precauciones para protegernos. Al resto de la ciudad, les importa un carajo. Por eso la ciudad se ve como siempre, pero déjame decirte algo; si las cosas siguen así, me temo que terminará la gloria de este lugar muy pronto. Me he enfrentado a cuatro de ellos tan sólo ayer y hoy.

- Eso es malo… - Dijo Miracle, tragando saliva.

- ¿Ahora me dirás quién eres tú? – Preguntó Knuckles volviendo a verla con la desconfianza de momentos atrás. – No me importa que seas un aliado de Sonic o lo que sea, sigo pensando que eres uno de ellos, y si eres uno de ellos, no confío en ti.

- Lamentablemente, tienes razón. – Respondió con una sonrisa confiada, sacando la espada de su funda y jugando con ella con una de sus manos. – Sonic no es el único que tiene que convivir con uno de ellos dentro de su cuerpo, ¿sabes?

- ¡La espada de Hamadi! – Exclamó con gran sorpresa, sin poder cerrar la boca. Quiso tomarla para examinarla, pero Miracle fue más rápida y la alejó de él. Se divertía. - ¿Acaso tú tienes a Hamadi dentro de tu cuerpo?

- Oye, si yo fuera Hamadi… - Empezó a decir, colocando la espada contra sus hombros, jugando. - .. Todos ustedes ya estarían muertos.

Knuckles gruñó, sin encontrar muy gracioso su comentario.

- Sólo digo que yo no tengo la voluntad ni fuerza necesaria para contener a ese tipo. – Sonrió, recordando a Shadow con orgullo. – No, yo tengo a alguien más, pero eso lo puedo controlar. – Añadió señalándose con su pulgar, todavía con ese mismo orgullo o más.

- Miracle, basta, me lo prometiste. – Puse mis manos sobre sus hombros, adelantando el paso y poniéndola detrás de mí. – Sí, Knuckles, sucedió apenas hace un par de días. Se trata de Ozane.

No supo cómo responder a ello, únicamente nos examinaba con la vista.

- ¿Por qué, a diferencia de ella, no has sufrido cambios físicos? Bueno… - Se acercó unos pasos, acercándose a mi rostro, desconfiado. – Tus ojos ganaron un cierto brillo, pero fuera de eso…

- Lamentablemente, soy en quien más se ha manifestado…

- ¿Ah, sí? ¿Cómo?

Solté un suspiro antes de seguir.

- Dos veces he quedado bajo su poder…

- ¿Dos veces? – Exclamó Miracle, desconfiada. La ignoré.

- O es muy fuerte, o tú eres muy débil, erizo. – Se cruzó de brazos, amargo. - ¿Qué te puedo decir, Sonic?

- Es a lo que vengo, ¿qué sabes tú sobre esto? Esto…. Que puedan poseer a uno.

Soltó un suspiro, alzando la mirada y rascando su barbilla.

- Por dónde puedo empezar… - Me miró al rostro de súbito, temiendo por mí. – No debes dejar que domine tu cuerpo, controla tus emociones y pensamientos, pero eso ya lo sabes… Lo que importa es que no pienses en nada que pudiese alterarte, no tanto porque se aproveche de tu debilidad. Al contrario, tengo entendido que, si compartes los mismos pensamientos, es más fácil para él tomar el control, pues tu cuerpo no resiente el cambio. Si tratara de gobernarte estando en su contra, lo único que sucedería es que te desmayarías, eso sí, con esperanzas de que seas tú quien despierte primero y vuelva a tomar el mando… Sonic, Miracle. – Nos miró a ambos, serio, pero temeroso. – No sé cómo, pero tienen que sacar a esos seres fuera de su cuerpo en cuanto antes. – Lo mirábamos con atención, tensos, sin realmente querer escuchar el resto. – De no ser así, es posible que tengan que compartir su cuerpo por el resto de su vida, si no es que quedar atrapados en él sin poder hacer más que existir.

- ¿Qué dices? – No pudo evitar preguntar Miracle, sumamente nerviosa.

- ¿O qué creías? ¿Qué amablemente se irían con el tiempo? – Respondió grosero, igualmente nervioso, mirándome a mí una vez más. – Sonic, la verdad es que no creo que seas del todo débil… pero Ozane es cosa seria. – Gruñó, una gota resbalaba por su mejilla. – Desde la última vez que hablamos, no he hecho más que devorar información, y si los libros de ciencia ficción y mi experiencia con esos seres no mienten, ellos van adquiriendo cierta mortalidad conforme pasa el tiempo, lo que significa que no depende de ellos controlarlos, es sólo cuestión de tiempo. Si se encuentran fuera, sus cuerpos pronto dejan de ser etéreos… pero no puedo imaginarme del todo qué podría pasar si permanecen dentro de su cuerpo. Lo único que me hace sentido es que, perdiendo sus habilidades fantasmagóricas, no podrían abandonar sus cuerpos ni aunque quisieran.

- Ya veo, Knuckles… pero no tienes una idea de cómo sacarlo o ayudarnos, ¿verdad?

- No confundan su vida con la de ellos, si es que acaso tienen momentos de confusión, recuerdos e ideas ajenas. No puedo decir mucho que le sirva a tu amiga, pero tal vez, por el bien de todos, convenga que les hable un poco más sobre Ozane. – Sacó un cigarrillo de su bolsillo. Sabía por malas lenguas que él quería dejar esas cosas para impresionar a Amy, entre otras tantas, por lo cual supuse que, para hacerlo, debía encontrarse realmente muy nervioso. Nos ofreció y, de creer que eso funcionaría para aliviar el estrés, hubiera aceptado todos con gusto. – Él no es nadie, ya lo sabes… Por nada del mundo dejes que se encuentre con Hamadi.

- ¿Qué podría pasar? – Preguntó Miracle, nerviosa, adelantando un paso.

- Miracle. – Quise callarla, pero Knuckles no ignoró su pregunta.

- Bueno, no tengo nada en contra de las preferencias de Ozane, pero yo diría que ese era un enfermo mental. Él hacía cosas monstruosas por impresionar a Hamadi, era realmente un pervertido y sádico… Él no estaba enamorado, él tenía una obsesión. 

- Oye, Knuckles. – Tragué saliva, tenía que atreverme incluso cuando en verdad no quería conocer la respuesta. Él regreso a mirarme, curioso. - … ¿Qué sentía Hamadi por Ozane? 

- ¿Qué te puedo decir, erizo? - Inhaló y dejó salir el humo de su boca, perdiéndose en su forma. – Si no hubiese muerto tan joven, seguramente él hubiera matado a Ozane… - Se acercó a mí, dándome la espalda, una mano sobre mi hombro. – Si llegan a verse, posiblemente Ozane logre salir a como dé lugar por ver a Hamadi… y si eso pasa… - Hizo una pausa, bajando su cigarrillo. - … no le importará que seas un erizo o un tucán, Hamadi seguramente disfrutaría de su segunda oportunidad para matarte. Te odia. 

Siguió adelante, bajando las escaleras que daban a la calle. Nos regresó una última mirada. 

- No tenemos tiempo que perder, Sonic. Si Hamadi está libre, tú corres un gran peligro. – Tiró su cigarrillo, pisándolo y destruyéndolo con su pie. – Te llamaré apenas sepa algo. Has lo mismo. No sólo tu vida corre peligro, también la de muchos muchos otros…. Nos veremos pronto. 

Asintiendo, serio, le di la espalda y dejé que se fuera. No veía a ningún lado, no quería ver nada. Estuve a nada de dejarme caer contra el suelo cuando la voz de Miracle me regresó a la realidad. 

- Shadow jamás te mataría. 

Alcé la mirada al escuchar aquellas fuertes palabras, mis ojos bien abiertos, pero Miracle veía en otra dirección, seria. 

- No sé qué pasa entre esos dos y no me importa. – Me devolvió una mirada, segura, molesta. – Nada de lo que dijo ese Equidna va a pasar. Shadow no te odia, y mucho menos te mataría. 

- Tienes razón, Miracle. – Me dejé caer contra el barandal de espaldas, mis brazos apoyándose contra éste y mirando hacia el cielo. Si tan sólo en verdad creyera que tenía razón. Ella lo notó y perdió su confianza al verme así. Se entristeció. – Lo siento, Miracle… hasta que no arregle mi vida emocional, soy una presa fácil. 

- ¿Qué necesitas hacer para arreglar tu vida, Sonic? ¿Cruzarte de brazos? – Dijo acercándose a mí, mirándome fijamente al rostro, retadora. 

- Pero… no sé ni por dónde empezar, no sé realmente qué es lo que tanto me está molestando… 

- Pues… - De repente, sonrió, juguetona. - ¿Tendrá algo que ver con la linda eriza de pelo rosa? 

- ¿Qué? ¿Amy? ¿La conoces? – Pregunté levantándome de súbito, agitado, sacudiendo mi cabeza de un lado a otro. 

- ¡Sí! – Respondió mientras se alejaba, dando saltos, dirigiéndose a la escalera. - ¡Oye! – Gritó ya estando lejos, sin dejar de retroceder. - ¡No dejaré que hables con Shadow hasta que no arregles tu situación sentimental con Amy Rose! ¡Primero lo primero! 

- ¡Espera, Miracle! – Choqué contra otro barandal, dejando mis brazos caer, sin mucho entusiasmo, confundido por el repentino cambio. 

- ¡Ella te espera en la jardinera con la fuente! ¡Tranquilo! ¡Yo cuidaré a Shadow de tu parte! 

Fue lo último que dijo antes de echarse a correr. No estaba conforme con sus ideas ni sus palabras, pero, si tenía que elegir entre esto y ver a Shadow… creo que tenía razón y convenía hablar con Amy primero, incluso cuando no quería hacerlo para nada. Tal vez prefería que Miracle hablara con el erizo antes que yo. Así como ella logró tranquilizarme, de alguna u otra manera esperaba que pudiera lograr lo mismo con Shadow. 

Me crucé de brazos… 

Si tan sólo no hubiera cuatro jardineras con fuente en este lugar…

---------- Aviso de Sam ----------

*Se deja caer contra el suelo, extendiendo los brazos*

No puede ser, al fin terminé este capítulo x O x! Qué cosa tan... x u x

Bueno, lo que importa es que aún no falto a mi palabra, yay! X,D

Espero que les guste este capítulo, sé que es algo largo pero sé que valdrá la pena (eso espero :3!)

Déjenme saber sus opiniones, si les gustó o no y así :D En serio muchas gracias por su apoyo! SUs comentarios me ponen de muy buen humor

Nos vemos el jueves! :3

Tengan un hermoso inicio de semana ^ - ^ 

lunes, 5 de octubre de 2015

XXXIX



---------- Aviso de Sam ----------

¡Hola!

¿Cómo están? ¿Qué tal su fin de semana? c: 

Bueno, otro lunes actualizando y no planeo parar >:3 

Si les gustó el capítulo de hoy, por favor déjenmelo saber en los comentarios o dándole like en google+ <3 Y, si de verdad de verdad les gustó, me encantaría que compartieran los capítulos para que más gente pueda encontrar y leer esta historia :D

Espero este capítulo sea de su agrado X3

Gracias!

Tengan un bello inicio de semana y nos vemos el jueves! (:

jueves, 1 de octubre de 2015

XXXVIII



---------- Aviso de Sam ----------

Hola! éue!

Llevo horas frente a la compu leyendo y releyendo x u x

Si no publico hasta el próximo jueves, creo que estoy justificada x U x

*Nuevo record al capítulo más largo de todo el blog X,D*

Cuídense mucho y tengan un precioso fin de semana~ <3

Hasta el lunes : 3 !