lunes, 16 de febrero de 2015

XXIV



Nos encontrábamos en el bosque una vez más. Era de noche y me sentía intranquila, no por la oscuridad, pero por tenerlo a él tan cerca. Me ponía nerviosa, cierto, pero otra parte de mí se encontraba más bien preocupada por el otro erizo, quien tan inesperadamente se había ido. Cuando llegué a la sala en la que se dio la discusión entre Shadow y el profesor Eggman, él ya se encontraba ahí, escondido, escuchando. Llevaba bastante más rato ahí que yo, podía adivinarlo por la atención que prestaba a cada palabra, su mirada perdida y cuerpo tembloroso. Nadie podría decir qué tanto había escuchado, pero ciertamente algo de lo que se dijo dejó al pobre trastornado. 

- Ya volverá. – Shadow interrumpió mis pensamientos, soltó un suspiro. No se mostraba molesto, tampoco serio. Veía al frente, veía con una mirada perdida el camino por el que había desaparecido el erizo. – De todas maneras, tenemos comunicadores. Ya nos pondremos en contacto.

- Sí, esas cosas salvan vidas…

Desvié la mirada, apenada. No quería verlo, no quería estar sola con él. No sabía qué planes tenía, y definitivamente no quería ser parte de ellos. Yo también quería irme.

- Vámonos. – Pero él ya se había acercado a mí. Colocó su mano sobre mi hombro, aún sin desviar la mirada. Después de unos instantes me regresó a ver. Su rostro se mostró sorprendido ante mi reacción, pues había retrocedido un paso, temerosa. Sin embargo, añadió con una voz todavía más tranquila. – No ganamos nada quedándonos aquí varados.

- ¿Y qué esperas ganar? – Pero ni mi pregunta ni el tono con el que la hice lo irritaron. Su mirada era distinta. No era el ser amargado de siempre.

- Miracle, no espero ganar nada. – Bajó su mano y me tomó del antebrazo, jalando suavemente, andando sin dejar de mirarme. – Sólo quiero ir a caminar, ¿me acompañarías? Tal vez podemos platicar un poco en el camino.

Aunque pasmada por sus palabras, por su nueva actitud, no hice mucho por no seguirlo. Era preferible ponerme de su lado ahora que se encontraba de buen humor, y rezaba con fervor que no deparara en lo que hacía. 

Sin darme cuenta, había estado caminando a la misma altura que él incluso después de haber soltado mi brazo. No lo veía, no sabía dónde posar la mirada, tan incómoda me sentía. Quería romper este penoso silencio, pero a su vez tenía miedo de hacerlo. No me atrevía a dirigirle la palabra incluso cuando tenía algo importante que decirle, aunque aún no me fiaba del todo del erizo. 

- Shadow. – Dije tímida, mi voz era apenas audible. - ¿Acaso todavía no has notado algo… no sé, sorprendente? – Pregunté, un tanto orgullosa, un tanto contenta.

- Recuperaste tu espada. – Pero ni siquiera regresó a verme, ni se mostró amigable en lo absoluto. - No debiste correr tan peligroso riesgo para recuperarla, ¿o querías enfurecer todavía más al huevo andante? – No esperaba que reaccionara así, creía que le alegraría saber que lo habíamos dejado sin armas, pero parecía que eso a él ya no le importaba en lo absoluto. Bajé la mirada, desilusionada, y él lo notó. –… Me alegra que te encuentres bien.

El silencio volvió a apoderarse de la caminata. Seguía sin atreverme a hablarle, pero constantemente alzaba la mirada y lo veía de reojo, curiosa. Él parecía encontrarse igual que yo. Por suerte, la caminata no duró mucho. Detuvo el paso, temerosa.

- Lo siento, ha sido un día muy pesado, ya no puede seguir andando. Estoy exhausta.

- Está bien. Esta parte del bosque luce bien y el frío es tolerable. – Se sentó, palpando la hierba bajo sus piernas. – Aunque hay una que otra pierda, ¿te molesta?

- ¿Desde cuándo te importa? – Le di la espalda, tomando asiento igualmente. Comenzaba a irritarme su nueva y extraña forma de actuar, algo quería. 

- Lo siento. – Mas su respuesta fue inesperada. Se recostó, con las manos juntas, contemplando el cielo. Después de tanto tiempo caminando, el follaje finalmente permitía ver con claridad más allá de él. – Descansa, Miracle.

Tenía razón, el suelo estaba empedrado, pero el cansancio era tal que me quedaría dormida con tan sólo cerrar los ojos. 

La verdad era que estaba equivoca, no me dormí al instante. Tan sólo en la mañana huía de él por mi vida y ahora parecía importarle nuestro bien estar. No podía sacar de mi cabeza el asunto. Una vez más pensé en el erizo azul. Cuando me ayudó a salir de aquella base tenía un semblante alegre, lleno de vida, incluso para la situación en la que nos encontrábamos. Y ver su rostro perturbado al salir, con un aire desquiciado y confundido… me hacía sentir culpable. Él no tenía que haberse involucrado en el juego del profesor Eggman.

Eventualmente me quedé dormida.

No sabía cuánto tiempo había transcurrido, un estruendo me despertó. Había pasado poco tiempo, recién salía el sol. Y, aunque me pesaban mis ojos, pude abrirlos.

- No hagas ruido. – Advirtió en un susurro, colocando su brazo frente a mí. Shadow ya estaba despierto. Volvía a escuchar su tono serio, como si jamás se hubiera ido. 

Mi corazón dejó de latir por unos instantes. Aquel ruido no había sido uno cualquiera. Era una voz, un par de voces, voces bien conocidas. Creía que lo había imaginado, que una vez más había sido mi mente burlándose de mí, pero pronto comprobaría que no era así.

- ¡Vaya, no puede ser! ¡Pero si es Miracle! – Exclamó el chico con una viva sonrisa, honesta. Le daba gusto a ese desgraciado verme. 

- ¿Miracle? ¡Pero cómo has crecido! – Acompañó la otra chica, entusiasmada, pero su sonrisa era distinta. 

- Y ustedes cómo han envejecido. – Interrumpió Shadow, cortante, poniéndose a la defensiva. 

- No te pongas así, que no nos hemos olvidado de ti tampoco. Tú sigues igual de enano como cuando nos conocimos. 

- ¿Qué rayos hacen ustedes aquí, Amunette? – Pero hizo caso omiso de su insulto, manteniéndose firme.

- Relájate, Shadow. – Respondió la chica, desinteresada, con las manos contra su cintura, casi ignorándolo. – Nos gusta mucho este bosque. Abasi creyó haberlos visto mientras jugábamos, queríamos saber si gustarían unirse. 

- Ya están muy grandecitos para andarse con estupideces, ¿no crees? – El comentario de Shadow terminó por borrar la sonrisa del rostro de Amunette.

- ¿Acaso todavía siguen enojados con nosotros? Pero si nosotros no les hicimos nada malo, fueron ustedes quienes nos atacaron con esa estúpida espada. – Al mencionar aquello, la chica señaló el arma con una gran mueca en su rostro, a lo cual casi por instinto oculté el arma tras mi espalda, como si así pretendiera que olvidaran que la traía. – Pretendían matarnos. Es gracioso, ¿no? – Pero pronto recuperó su buen humor, soltando una viva carcajada. - Deberían aprender de nosotros y dejar el pasado en el pasado.

- Eso explica tu apariencia, sí que dejas el tiempo en el pasado. En un par de días serás una anciana y, con suerte, unos días después ya sólo serás polvo.

- Ja ja, tan brillante y gracioso como te recuerdo, erizo.

- Tranquila, Amunette. – Interfirió el chico que la acompañaba colocando su mano sobre su hombro, acercándose. 

Ahora que se encontraban a la misma altura, comprobé que Shadow tenía razón en algo. No daba crédito a mis ojos por lo cansados que estaban, y tampoco le daba crédito a él, quien ya tenía arrugas permanentes bajo los suyos. Pero era cierto, estaban bastante cambiados. Mantenían la misma mirada, esos fríos ojos rojos y pequeñas bocas, sus pequeñas y redondas orejas, esa mezcla de pelaje característico de su especie, ora blanco, ora negro, y su corta cabellera negra como la más pura oscuridad. Cuando los conocimos, difícilmente podías adivinar quién era quien, eran apenas unos niños. Ahora lucían mucho mayores, la diferencia en anatomía era clara, ahora eran más grandes que Shadow. Y ni siquiera habían pasado más de dos meses.

- ¿Te sorprende? A nosotros también. Somos amos del tiempo. - Como si adivinara nuestra inquietud, prosiguió a dar una breve explicación. - Esa ilusión ya no rige sobre nuestros cuerpos, nos gusta creer que se debe a que nuestro lazo es mucho más fuerte, nuestro deseo a permanecer siempre juntos. – Abasí esbozó una sonrisa, con los ojos cerrados, como si abrazara su tiempo mientras recordara. – O, bueno, eso mientras sigamos siendo etéreos. No rechazamos nuestra corporeidad, eventualmente la recuperaremos gracias a este inesperado fenómeno que nos ha permitido regresar. Pero incluso cuando eso suceda, nosotros seguiremos siendo más poderosos, seguiremos siendo eternos. Ahora nos ven como morimos, ya éramos unos adultos… Es bueno volver a tener una segunda oportunidad… - De súbito, alzó la mirada. Su sonrisa era completamente distinta, confiada. Sus ojos resaltaban, y verlos tan abiertos, junto con su afilada dentadura, me heló la sangre. – ¡Cosa que ustedes no tendrán!

El niño... el panda adulto se echó a correr hacia mí con una sonrisa marcada, acompañado de esa terrible carcajada que no había cambiado en lo absoluto. Me paralizó por completo. Pero no a Shadow. 

Lo interceptó arrojándose sobre él, tirándolo contra el suelo. El erizo terminó sobre Abasi, impidiendo que se levantara usando el peso de su cuerpo. Amenazaba con golpear el rostro del panda sin piedad alguna.

- ¡Pelea limpio, Shadow! 

A diferencia de él, su hermana llegó a mí sin contratiempo alguno. Con movimientos lentos, pero aun así impredecibles, me atacó. Más bien, parecía que nos habíamos visto envueltas en una clase de danza. Podía detener sus golpes, esquivarlos, pero eso era lo que ella quería, ponerme a prueba. Para mi suerte, no pudo pasar al siguiente nivel. Echó a correr en dirección opuesta, dirigiéndome una última mirada, esa sonrisa fría, como si me dijera que esperara. Al igual que su agilidad y su fuerza, su burlona manera de ser seguía siendo la misma. 

- Qué gracioso que seas tú quien diga eso, Abasi. - Tenía ambas manos restringidas, forcejeaba y se retorcía sin resultado alguno, no conseguía liberarse. - ¿Para qué? ¿Para que seas tú quien juegue sucio?

Pero cuando el primer puñetazo iba directo a su rostro, Amunette se lanzó sobre Shadow, dejándolo ahora a él contra el suelo, quedando bajo la mujer panda.

- A nosotros no nos importa el juego, lo divertido es ganar.

No perdió tiempo e inmediatamente golpeó al erizo. Tres veces fue golpeado y tres veces soltó un quejido hasta que finalmente me atreví a abandonar mi puesto y me eché contra la chica, quitándola de encima.

- ¡Vamos, no podemos seguir con este absurdo!

Inmediatamente me lanzó contra un árbol, golpeando mi estómago con ambas piernas.

Resbalando contra el tronco, antes de que tocara el suelo, en un instante increíblemente corto, una mano rodeó mi cuello, estrellándome e impidiendo mi descenso. 

- Son muy aburridos, tal vez sería más entretenido si no tuvieran voluntad propia. Eso los volvería más bien nuestros juguetes. - Amunette presionó con más fuerza, sentía sus uñas clavándose contra mi piel. Sonreía con malicia, divertida al ver mi rostro ahogado, suplicando con debilidad que me soltara, inútilmente. Detestaba esta sensación, la pérdida de oxígeno, la pérdida de fuerza, sentir que te robaban tu tiempo, se desvanecía.

Ella fue quien se desvaneció. Me soltó de súbito, soltó un gran sollozo, el dolor venía de su orgullo. En un abrir y cerrar de ojos, el aura rojiza que la rodeaba la hizo retroceder, destruyó su cuerpo, silenció su voz, atrapó su esencia en la espada.

- Y ahí se va tu preciada corporeidad... - Cuando pude alzar la mirada, con mi mano contra mi garganta, jadeando, vi a Shadow con la espada ya blandida, una sonrisa confiada, divertida. – No entiendo por qué dicen que esto es aburrido, ¡yo me estoy divirtiendo mucho! - Volvió a ponerse recto, apoyando el arma contra su hombro. Abasi se mostraba nervioso, no podía ocultar su temor, gruñía. - La historia se repite, pero ahora es todo lo contrario. Ahora es a nuestro favor. 

- No, no puede ser... Amunette... - El joven panda se dejó caer de rodillas, las manos contra el suelo, incrédulo, viendo desconcertado el lugar en el cual la chica panda se encontraba momentos atrás. - ¡Qué rayos le hiciste a mi amor! ¡Qué demonios ocurre cuando nos cortas con esa maldita espada! 

- ¡Ah! Esa es una pregunta fuera de lugar... Y un dato que no esperaba escuchar. – También quedé incrédula al escuchar aquella manera de dirigirse a Amunette. - ¿Acaso ustedes son de esos hermanos que… cometen incesto? – Preguntó tragando saliva, desviando el tema.

- ¿Qué? ¡No seas imbécil! – Replicó el chico panda, furioso. - ¡Amunette es mi novia!

- Pues qué gustos tan feos tienes. – Dijo Shadow recuperando su buen humor y su serenidad. – Bueno, eso a mí no me incumbe. Verás, la espada es la única de ustedes que mantiene parejo su ya inexistente esencia y a su vez su esencia en este presente; no puede completarse como ustedes. En otras palabras, existe al mismo tiempo que no existe. – Shadow comenzó a explicar mientras hacía girar la espada en su mano, con los ojos cerrados. Parecía desinteresado, pues no se dignaba a mirar al panda, pero esa sonrisa en su rostro delataba que más bien lo disfrutaba. - Al parecer, cuando sus cuerpos chocan contra su filo, recuerdan esa inestabilidad, esa imposibilidad de existir en dos tiempos tan distintos al mismo tiempo, y se ven obligados a desaparecer. Para suerte de ustedes, la otra parte del arma impide que se marchen por completo. 

El panda quería interrumpirlo, callarlo, de cualquier manera, pero callarlo. Mas su cuerpo lo traicionaba, no podía siquiera pronunciar palabra, no se diga moverse de su lugar. La evidencia era clara, el erizo no fanfarroneaba, y se lo había demostrado. No tenía las agallas para enfrentárselo. Ahora era Shadow quien se divertía con Abasi, se burlaba de él, de ese ser tan frío que por tanto tiempo se había burlado de mí en sueños. 

- Pero éste no es el caso. – Subió la mirada, se encontraba todavía más pasmado. No dejaba de odiar esa mirada seria con la que ahora Shadow concluía su explicación. - Miracle descubrió algo todavía más efectivo, no tan temporal. Amunette no volvió al lugar del que vino, ella está encerrada en la espada. - Y así, con una sonrisa mucho más marcada y cruel que las que había visto alguna vez en el rostro de alguno de esos dos mocosos, el erizo me arrojó la espada, la cual atrapé con dedos torpes. - Permítenos hacerte una demostración. Miracle...

Gruñó y, en contra de lo que hubiera sido más sensato, optó por correr hacia mí, retándome. Tragué saliva y no lo pensé ni un instante más. Blandí la espada y, para mi suerte, un ráfaga de tonalidad rojiza salió dispara en línea recta, a una velocidad impresionante. Más impresionante aún fue que el panda consiguiera esquivarlo, aunque no había sido por su seguridad. Había sido un golpe de suerte, y él lo sabía. Esta vez fue más prudente y, nervioso, con las piernas flaqueándole, echó a correr en dirección al bosque. Pero yo no pensaba dejarlo escapar. 

Tan fugaz como lo pensé, tan fugaz salió disparado un segundo ataque. El quejido que proferían aquellos seres al desaparecer era insufrible, y él había aprovechado sus últimos instantes de existencia para maldecir nuestros nombres, para odiarnos. Aunque eso ya no era una novedad para nosotros.

Mi seriedad se desvaneció al mismo instante en que lo hizo Abasi. No pude reprimir una sonrisa de oreja a oreja, incluso quería llorar y Shadow lo notó. Finalmente mi alegría era evidente, pues me había dejado caer al suelo de rodillas, sin desviar la mirada de la espada.

- ¡Al fin se puede hacer justicia, Shadow! – Expliqué, contenta, antes de que él preguntara ya que temía que considerara mi actitud una pérdida de tiempo, pero realmente estaba muy contenta. Vi que torció los ojos y, con la intención de fastidiarlo un poco, añadí. – Somos un gran equipo, Shadow y Miracle.

- ¡Ja! Cómo digas. – Él se cruzó de brazos y yo sólo solté una leve carcajada. Su ira de días anteriores había desaparecido y ahora volvía a ser el amargado de siente. Aunque, lo que dije momentos atrás, era en serio. 

- ¡Hemos mejorado muchísimo, Shadow! – Me levanté de un salto, quedando frente a él, obligándolo a que me viera al rostro. - ¡Amunette y Abasi eran sujetos muy poderosos! ¡Y los derrotamos en cuestión de segundos, como si sólo hubiera sido un juego! 

- Sí, pero también eran sujetos muy descuidados. – Bajé la mirada y las orejas al escucharlo replicar en aquel tono tan serio. Al parecer, no estaba convencido como yo de que algo extraordinario había sucedido en aquel combate, y aunque moría por preguntárselo, opté por callarlo. Viendo mi rostro desilusionado, pareció tranquilizarse una vez más. Colocó su mano sobre mi cabeza, obligándome a alzar la mirada, con pena. - Me alegra que ese par de idiotas ya no estén sueltos. 

Lo recordaba, lo sabía. Shadow sabía a la perfección lo que esos pandas significaban en mi vida, sus palabras lo confirmaban. Le incumbía. Sonreí. 

Recuperada la confianza, quise hacerle una pregunta, mas siguió hablando al instante.

- Bien, ahora que hemos arreglado nuestras diferencias con ese par de niños… adultos… amantes… - Se interrumpió un instante, como si un escalofrío hubiera recorrido todo su cuerpo. A mí también me causaba conflicto pensar que esos dos eran más bien pareja, y no hermanos como siempre había pensado. - … tenemos que encontrar a Sonic. 

- El erizo azul… - Bajé la mirada, reprimiendo un suspiro. Había pasado medio día desde que se había marchado, pero la culpa hacía que se sintiera como más.

- Tomaré eso como un sí.

- ¡Definitivamente es un sí, Shadow! – Repliqué saliendo de mis pensamientos, convencida de que lo encontraríamos. 

- Entonces no perdamos más tiempo.

El erizo me dio la espalda y emprendió la marcha, en un comienzo a paso lento. Al cabo de unos instantes, ya se encontraba corriendo, a una velocidad considerablemente alta, pero también considerablemente amable, pues todavía podía seguir su paso. Si bien era cierto que me desconcertaba su cambio de humor y su presente amabilidad, o lo que eso fuera, más consternada me tenía lo que había sucedido momentos atrás entre Amunette y él. 

- Shadow… 

No dijo nada, pero regresó la mirada. Eso era gesto suficiente. 

- ¿Acaso tú también puedes usar la espada? 

- Oh, eso… - Hubo un breve silencio entre mi pregunta y su respuesta. – Yo diría que fue un poco de convicción. 

Continuamos con la búsqueda, me perdí una vez más en mis pensamientos. Siempre había creído que tenía algo especial y que por eso se me había confiado la espada, pero Shadow es cien veces más capaz que yo en absolutamente todo. No podía sacar de mi cabeza el por qué, no sin un aire de tristeza. La verdad es que Abasi no había sido el único que había aprendido algo de las palabras de Shadow.



---------- Aviso de Sam ----------

*18/03/2015

¡Hola! ^ - ^

Se siente como si cada vez los Lunes fueran más feos que el anterior óuo ¿Qué tal su día? ¿Mejor? x u x
Se siente bien mantener mi palabra y mantener el blog con vidaaaa~

Oh, rayos! El momento en que todo se va al garete S: !

Y bueno, como siempre de verdad muchísimas gracias por su apoyo, que esta historia no sería nadie sin gente que la lea XD U En serio espero que sea de su agrado y cada vez las cosas se pongan más interesantes, que les guste :D

¡Cuídense mucho y tengan bello inicio de semana ^ - ^  /!

Hasta la próxima :3

6 comentarios:

  1. Observe tu trabajo en fanfiction y decidi continuar leyendo en este blog, la historia tiene un planteamiento interesante aunque siento que los entornos podrian trabajarse un poco mas para captar la atencion lo que puedo resaltar en definitiva es la relacion que cada uno de los protagonistas comparten, sus motivaciones y personalidades estan bien desarrollados y la da solidez ala misma me encanto tu estilo de dibujo.
    no te sientas infantil, yo tengo mas de 20 y aun tengo mucho de niña en mi, eso me aisla de los demas en incontables ocasiones pero no me arrepiento de ser simplemente yo, espero que este comentario te sea de ayuda y continua.
    NIKA
    nueva lectora

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    1. Para empezar me gustaría decirte que tu comentario me alegró muchísimo el día. Temía que mi trabajo no fuera bien recibido ni aquí ni allá, pero sigo con esperanzas, gracias!

      Tendré muy en mente tu consejo, prometo trabajarlos más en los próximos capítulos, al igual que dedicaré unos momentos aquí y allá a mejorar ese aspecto en capítulos previos.

      Me alegra que te gustara el planteamiento de la historia y encuentres interesante a los personajes, y el plus de que te gustara mi estilo de dibujo me puso aún más contenta :)

      Está bien que conserves ese lado de "niña". Igualmente, teniendo 18 de edad, a veces pareciera que me niego a aceptarme como "adulto" XD Cada quién con lo suyo y me alegra que no hayan obstáculos que te impidan ser tu misma n-n

      Una vez más te agradezco infinitamente tu comentario, me ayudará mucho y me alegra contar contigo como nueva lectora, Nika :)

      Espero cubrir tus expectativas en próximas entradas.

      - Sam

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  2. o por dios! no me dejes asi picando mujer! dios dios...se esta poniendo muy bueno esto >o<!!, oohhh vamos shadow no seas tan maloso!, tu y yo sabemos que por dentro....emmm...emmm...tienes algo bueno no?, si se puede decir que bueno ^^U jaja

    te espero asiosa el prox lunes, es muy bueno verte mas seguido x aqui, ya no me siento forever alone TuT! jajaja cuidate samuuus!, bye bye

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    1. Yo también puedo dejarte con la intriga, ñeñeñe XD Zeeeh, Shadow hará lo suyo, él salvará al mundo porque es tan bueno como el pan Bimbo con chocolate ; u ; (No, en realidad es cruel y despiadado ; A ; / Por qué no es hermoso y caballeroso como en tu historia, agh! XD )

      Hahaha nos apoyamos, nos apoyamos uvu No estamos hablando e igual cuídate :P Hasta la próximaaa~ *Se desvanece o.o*

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  3. Dios!!! No lo dejes así por favor!!! Sigue pronto!!! Besitos!!!

    ATTE: Kath Fregoso :3

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    1. Como mencionado en alguna entrada perdida por ahí, estaré actualizando todos los lunes ^ - ^

      Gracias por tu comentario :3 Un gran saludote n o n

      - Sam :3

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